Patrones relacionales: Ignorancia Rabiosa

29/06/2025

En el post anterior, introdujimos el concepto de patrones que basan sus relaciones en la omisión y el distanciamiento. Hablamos del patrón de la EVITACIÓN MIEDOSA. Hoy hablaremos del segundo: IGNORANCIA RABIOSA.

Antes de entrar en este concepto, querría diferenciar este patrón de la estrategia de distanciamiento.

El distanciamiento es una estrategia que es sana de utilizar cuando algo te ha dolido y necesitas tu tiempo para procesarlo y preparar una conversación constructiva, sin juicios, teniendo claro lo que te ha molestado y lo que te gustaría. Y es sano pedirle a la persona con la que has tenido la confrontación o desacuerdo que te conceda ese tiempo. Teniendo presente que, cuando estés preparado, hablaréis para continuar construyendo futuro o, también, si es necesario, dejar la relación por finalizada.

Pero cuando se utiliza la ignorancia e indiferencia intencionada, ya estamos hablando de un patrón relacional.

Generalmente, son personas que tienen las ideas "muy claras", con muchos juicios sobre lo que "está bien" y lo que "está mal". Con un ego muy potente. Cuando se enfadan o algo no les gusta, utilizan el mecanismo de la ignorancia y el menosprecio intencionado.

Suelen parecer personas resolutivas, decididas e impulsivas, porque cuando todo el mundo les sigue, son motores y líderes de cambio. Pero, como les falta una buena dosis de empatía para comprender las necesidades de los demás, a veces pisotean, porque están más comprometidas en tener razón, seguir adelante con su criterio o mantener su protagonismo que en generar valor solidario para el grupo.

En realidad, detrás de aquella seguridad y cabezonería, esconden mucho miedo. Su miedo se activa cuando interpretan que alguien, por sus cualidades, características o situaciones, puede poner en peligro su posicionamiento y protagonismo. Por lo tanto, con tantos juicios contra el otro, difícilmente pueden tener una conversación desde la empatía y la asertividad.

Es por eso que utilizan: Indiferencia o ignorancia.

Hacen ver que no existes. Aplican la ley del hielo. Y el que lo recibe, se da cuenta de que ni lo mira ni lo tiene en cuenta y se siente transparente e invisible y menospreciado.

Curiosamente, generan un efecto dominó en el grupo, la solidaridad se esfuma. Por miedo a sufrir el mismo trato o de perder la aprobación de este líder, omiten esta injusticia. Y se dejan llevar por la riada de juicios y se ponen en el patrón de la EVITACIÓN TEMEROSA que hemos descrito en otros posts.

Y el que sufre este maltrato, se queda solo y fácilmente se le despiertan los sentimientos de culpabilidad y empieza a hacer atribuciones internas (¿qué habré hecho mal, por qué me pasa esto a mí, quizás si tengo algún problema...? Lo que cuesta de entender es por qué esta persona a mí me tiene tanta rabia, si yo no le he hecho nada. No entiendo nada...).

Después de este proceso se da cuenta de que es víctima de una injusticia, porque la reacción y trato que está recibiendo, no es proporcional a ningún hecho que recuerde haber hecho jamás.

Si tú eres de los que aplicas a menudo este patrón de la ley del hielo, te será necesario aprender a mirarte a ti mismo, y a observarte. ¿Por qué esta persona te genera tanta rabia, qué te mueve esta persona de ti? Lo que vemos en los otros siempre habla de algo que nosotros tenemos pendiente de resolver. Recuerda que los juicios que haces de los otros siempre hablan de ti.

Si tú sufres la ley del hielo, es posible que puedas alejarte de esta persona. Pero muchas veces no te será posible, porque forma parte de un entorno que para ti es importante. Y, de hecho, si huyes ahora, tarde o temprano te volverás a encontrar y te tocará aprender.

Pon en juego tu EMPATÍA Y ASERTIVIDAD.

Primero: Te ayudará mucho partir del principio de la presunta inocencia de quien aplica la ley del hielo.

Cuestionarnos ¿por qué actúa así y cree que no puede hablar conmigo? No se trata de asumir culpas ni de culpar. Ni de juicios de "cómo" es esta persona. Sino, ¿cuáles son los hechos que nos han traído hasta aquí?

Valorar que un 50% de responsabilidad quizás es mía, pero no porque yo haya hecho algo mal, sino porque yo he hecho algo que, con sus creencias, ha interpretado erróneamente alguna de mis actuaciones o la situación en la que estamos. Es decir, valorar que quizás nosotros lo podemos hacer conectar con algo que en algún momento de su vida le ha dolido o algo que lo pueda perjudicar.

Pedirle hablar con él a solas. Si intentamos enfrentarnos con él delante del grupo, su estrategia defensiva y su rabia se volverá aún más fuerte contra nosotros.

Preguntar si le has hecho algo a lo que tú no le has dado importancia, que le ha molestado.

En segundo lugar: Pedirle perdón por si hay algo que le ha ofendido. Porque él lo ha interpretado de una manera que tú no habías previsto, intentando aclarar su punto de vista.

En tercer lugar: hacerle saber qué hechos y en qué momento te ha sabido mal su respuesta y cómo has interpretado tú aquello que hizo.

Cuarto: Ofrecer una buena relación para ambos.

Le estamos ofreciendo una nueva posibilidad, pero siempre aceptando que el otro hará lo que le parezca. Lo importante es que tú hayas hecho tu 50% de responsabilidad. El otro 50 ya es cosa suya.

Quizás necesitará un tiempo... O quizás decidirá seguir enfadado... Pero nosotros hemos dado el primer paso para liderar nuestra vida e influir en aquello que está en nuestras manos.