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Convivir con emociones de emergencia
Este artículo va dedicado a todos aquellos que estáis en activo y trabajando, atendiendo las necesidades básicas de los pacientes, usuarios, clientes,…
Estamos en un momento de emergencia, por lo tanto las emociones y sentimientos que estás gestionando también son de emergencia. Se sobreactivan el miedo, la rabia y la tristeza.
De hecho, no son estados de ánimo nuevos, ya los has sentido en otras ocasiones a lo largo de tu vida. Lo que lo hace diferente es su intensidad y la generalización a toda la sociedad.
Por lo tanto, más que nunca, necesitamos que estés al 100% para mantener al máximo la capacidad para desplegar tu talento personal y profesional. La única manera posible es que tengas siempre presente el cuidado de ti mismo.
Ponte tu mascarilla emocional:
Todavía hay mucha gente que cree que la felicidad es ALEGRÍA. Por lo tanto, en la situación en la que estamos ahora, sería muy difícil ser feliz. La felicidad no es solo la alegría, sino también, la capacidad de poder convivir con el sufrimiento, de poder convivir con la tristeza, la rabia y el miedo. Poderlas suavizar, poniendo calma, tranquilidad, serenidad, gratitud, confianza… Todos estos sentimientos son varias manifestaciones del AMOR.
Físicamente, la alegría respira y ríe con la boca abierta. Pero quizás ahora tendrás que cerrar la boca porque el amor respira con la boca cerrada. Vigila también, porque el miedo también respira con la boca abierta. Y cuando te estresas y sobreactivas tiendes a ASPIRAR, en lugar de inspirar y expirar. Y así se como te activas la tristeza, la rabia y el miedo y te autoactivas el estado de emergencia. Y si tú estás en estado de emergencia, no podrás dar calma y dar tranquilidad a los otros.
Recuerda ponerte tu mascarilla emocional. Cierra la boca, respira por la nariz y filtra lo que entra en tu cuerpo. Aporta oxígeno a tu cuerpo y tu cerebro, para que puedas afrontar con equilibrio y efectividad las situaciones.
Céntrate en ser útil y aportar valor:
Sentirte útil y que aportas valor te despierta los sentimientos de solidaridad, valentía, justicia y constancia.
Estos sentimientos te dan energía extra para mantenerte firme ante las adversidades, porque el amor se combina de una manera exquisita con el resto de emociones: alegría, rabia, tristeza y miedo.
Potencia tu capacidad de aceptación y humildad:
La confianza, la proactividad, y optimismo, son fundamentales para salir adelante. Pero en estos momentos no seran suficientes porque estos sentimientos son hijos de la alegría.
Te hará falta también la humildad y la aceptación de las propias limitaciones. No puedes llegar a todas partes y hay cosas que, a pesar de que son injustas y dolorosas, se escapan de tu alcance. Habrá problemas que no podrás resolver directamente, tendrás que mover recursos y situaciones totalmente nuevas para ti, e irás aprendiendo sobre la marcha, con los errores que esto implica. Tendrás que sacar mucha gente de su zona confort. Y a pesar de todos tus esfuerzos, a veces no llegarás donde hubiera sido necesario.
Desde esta humildad, desde poner tanto como sabemos, y de decirnos cada día: voy aprendiendo, lo he hecho todo lo bien que he sabido, me he sentido útil, he podido ayudar a alguien, he podido resolver algún problema que parecía irresoluble, … Este es el alimento que tú necesitas cada día para salir adelante y continuar acompañando a los demás.
No podremos ayudar a los otros si no nos cuidamos a nosotros mismos.
Nos gusta que seas valiente, comprometido y que nos cuides. Pero no queremos un héroe que se sacrifica por nosotros . Haz todo esto que te dicen en las redes: yoga, medita, muévete físicamente, aliméntate bien, recuperate y ámate. Y así podrás dar y abrir el corazón a los demás.
Seguimos en este estado de emergencia, esto será muy largo y habrá un cambio social importante. Y vosotros sereis muy importantes en todo esto y os necesitamos enteros y enteras, durante mucho tiempo. No actúes desde la provisionalidad y, con la falsa creencia que esto se acabará pronto y ya aguantarás. Prepárate para ser resistente y dedicar la dosis de energía justa y necesaria en cada momento.
Aprende a aceptar los desequilibrios como parte de la vida.
Cuídate mucho, quierete mucho y cuando te desequilibres no te asustes. No te creas lo que dicen en la prensa y por todas partes, que siempre ponen el foco en la ansiedad, en el trauma y en la debilidad humana, sin tener en cuenta que las personas estamos preparadas para sobrevivir en estados de emergencia como estos y que las emociones están para ayudarnos a convivir, no para complicarnos la vida. No tengas miedo de tus emociones. Son tuyas y tú las cuidarás.
Y cuando tengas ansiedad… respira y al día siguiente vuelves. Y si tienes ansiedad, quiere decir que tu cuerpo te avisa que quieres hacer más de lo que puedes, no te has escuchado y no te has dado descanso. Si sientes tristeza y tienes ganas de llorar, llora, llorar durante una hora no es un drama. Llora lo que tengas que llorar y mañana te vuelves a equilibirar. Si estás enfadado porque te toca vivir alguna injusticia en tu entorno personal, profesional o social, enfádate, invierte esta energía en cambiar lo que está a tu alcance, acepta lo que no puedes cambiar y después te vuelves a equilibrar.
Gracias por estar ahí. Y, sobretodo, cuida tus emociones. Te queremos equilibrado y así nos serás más útil.